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Alteraciones de las glándulas anales

Categoría: Actualidad

Es muy frecuente ver alguna vez a un perro frotarse la región anal contra el suelo o caminar sentado arrastrándose con las extremidades anteriores. Cuando observamos este característico signo probablemente estemos frente a uno de los problemas más frecuentes que afectan a nuestros perros: la impactación y/o infección de los sacos anales o saculitis.
¿Qué son las glándulas anales?
Los sacos anales son dos bolsitas que se están a cada lado del anillo anal de los perros. Cada uno se conecta con el exterior por medio de un conducto que tiene su abertura cercana al borde que rodea al ano. Estos sacos producen un líquido parduzco que se elimina normalmente al exterior cuando el perro defeca, se pone nervioso o en situaciones de miedo y estrés.
Posee un olor muy desagradable para los humanos, pero podría ser muy importante para el reconocimiento social entre los caninos.
Cuando estas se ven afectadas, causan una intensa picazón y dolor en el perro. Se lamen constantemente e incluso a veces les impide defecar con normalidad, confundiéndose con un episodio de estreñimiento.
La causa concreta que da lugar a esta enfermedad no se conoce exactamente. Se asocia con procesos que impiden un vaciado normal de los sacos (en estreñimiento, obesidad, etc.) o un aumento en la secreción (por causas infecciosas, alérgicas, etc.).
El tratamiento depende de la etiología. En ocasiones podemos encontrar tumores en las glándulas anales. En estos casos se recomienda la castración además de la extirpación de las glándulas anales, ya que existe cierta influencia hormonal.
El tratamiento se basa principalmente en el vaciado de estos sacos y en ocasiones se requiere la administración de antibióticos y de antiinflamatorios, así como pomadas a nivel local. Para aquellos casos más complicados o reincidentes, la recomendación es la extirpación de ambas estructuras para acabar con el problema definitivamente.
Para disminuir la incidencia de problemas en las glándulas anales lo recomendable es no dar alimentos que produzcan estreñimiento,  como los huesos. Debemos mantener una buena higiene de la zona y si observamos anormalidades como olor fuerte, que se laman la región con frecuencia, dolor al defecar, o si arrastra el ano por el suelo, es importante que lo lleve al Médico Veterinario para descartar otras enfermedades, para realizar el diagnóstico y realizar un tratamiento adecuado para evitar complicaciones.
 

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