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Las carreras de galgo se han vuelto muy popular en nuestro país, convirtiéndose en uno más de los deporte espectáculo de nuestro país, en donde las personas involucradas en esta actividad ponen toda su pasión en esta disciplina canina.
Una forma de carrera de perros en las que galgos ingleses persiguen a una liebre mecánica, controlada eléctricamente, alrededor de una pista circular u ovalada.
Este tipo de carreras evolucionaron del antiguo deporte de la cacería. Cada perro tiene una identificación o pasaporte (en algunos países es una tarjeta especial) en el que consta su fecha de nacimiento, el nombre de su padre y de su madre, las medidas exactas, el color, las marcas distintivas y sus registros en carrera.
Otra información recoge el nombre del entrenador actual, detalles sobre su salud y cuidados, época de celo y camadas paridas. También hay datos sobre todas las pruebas realizadas, carreras, abandonos y descalificaciones.
Este pasaporte o identificación viaja siempre con el perro y nunca se deja en manos de su dueño. Una pista estándar tiene una circunferencia de 366 a 493 m.
Las carreras de galgo se han vuelto muy popular en nuestro país, convirtiéndose en uno más de los deporte espectáculo de nuestro país, en donde las personas involucradas en esta actividad ponen toda su pasión en esta disciplina canina.
Las distancias de las carreras varían considerablemente pero la mínima es de unos 210 m para una carrera de velocidad, y hasta 1.097 m para las de fondo. Las carreras pueden ser con vallas o sin ellas.
Las categorías de las carreras varían de un país a otro; en algunos existe un sistema gradual, de modo que la competencia se desarrolla entre galgos del mismo grado y si los vencedores avanzan un grado, los derrotados retroceden otro. Hay países cuyo sistema se basa en carreras abiertas para perros al cuidado de entrenadores con licencia, por entrenadores de las pistas donde se corre, y carreras para perros entrenados en pistas con el mismo administrador.
La mayoría de las pistas tienen cajones numerados del uno al ocho, desde el cajón interior hasta el exterior. En algunos países hay nueve cajones. Cada perro lleva el número del cajón en el que está situado y es el número que figura en la tarjeta de carrera. Cada perro lleva un chaleco de carrera con su número a ambos lados. El número y el color de los chalecos o chaquets denotan el orden en la pista. Los colores para los diferentes números y posiciones varían según el país.
Los jueces que controlan una carrera son el director de carrera o el secretario, el administrador, el juez o los jueces, los administradores de paddock (o corrales), el empleado de pesaje, el cronometrador, el juez de salida, el operador de liebre y el veterinario.
Al llegar a la pista se coloca a los galgos en perreras especiales. Antes de la primera carrera son reconocidos oficialmente a través de sus pasaportes y después se pesan.
Una vez concluida la inspección del veterinario se meten en jaulas o perreras individuales. Si es necesario pueden ser encerrados bajo llave para prevenir malas prácticas, como dopajes.
Justo antes de comenzar la carrera los perros se sacan de las perreras para volver a identificarlos. Entonces les ponen sus chalecos y bozales. Los bozales impiden los mordiscos durante la carrera.
Después de ponerles los chalecos vuelven a ser examinados por el veterinario. Se les pasea ante el público en los lugares cerrados diseñados para tal efecto y se les lleva desde el paddock hasta los cajones de salida donde son introducidos.
Cuando todos los perros han sido colocados dentro de los cajones, sólo el juez de salida y su ayudante pueden permanecer allí, y hacen la señal para que se suelte a la liebre artificial. Los cajones se abren por completo (por un mecanismo conectado con la liebre) cuando la liebre está a unos once metros de los cajones. Los perros saltan de los cajones y en pocos segundos se mueven a velocidades entre 56,32 y 64,37 km/h.
El juez está situado frente al poste de meta y cuenta con un mecanismo de asistencia fotoeléctrica para llegadas muy igualadas.
HISTORIA
La primera carrera de galgos se celebró en Hendon, Londres, en septiembre de 1876, con una liebre artificial montada sobre una especie de patín y arrastrada sobre un riel o raíl por un torno.
El ingenio funcionó pero tuvo poco interés debido a que la carrera era en línea recta y sólo era una prueba de velocidad entre galgos.
Después de experimentar con liebres vivas en una pista circular en Estados Unidos, un estadounidense llamado Owen Patrick Smith perfeccionó en 1919 una liebre mecánica. Smith se hizo socio de George Sawyer y formaron en 1920, en Tulsa, Oklahoma, la Asociación de Carreras de Galgos. La sociedad Smith-Sawyer prosperó y la colaboración dio como resultado la formación de la Asociación de Carreras de Galgos.
En España el órgano rector es la Federación Española Galguera, en Madrid. Las sesiones en España suelen ser de doce carreras con cinco o seis perros en cada una. También se celebran carreras en Francia, Bélgica, Países Bajos, Finlandia, Italia y Suecia. Otros países en donde empieza a practicarse este deporte son México, Macao e Indonesia. Y por su puesto en nuestro país este tipo de carreras también se ha hecho muy popular y en distintos pueblos y ciudades de Chile se ha adoptado esta actividad, junto con las carreras de caballos a la chilena, como una tradición popular.