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Identificar el estrés en el perro puede ser difícil en muchas ocasiones, especialmente si no tenemos experiencia previa en ello. Siempre es recomendable acudir a un especialista si este problema genera situaciones graves y si no tenemos claro cómo podemos solucionarlo nosotros mismos.
Cuando hablamos de estrés, nos referimos a una respuesta automática que genera el cuerpo del perro ante un estímulo concreto. El estímulo puede ser de cualquier tipo: una persona, un perro, un auto, un ambiente... En algunas ocasiones el estrés puede ser positivo, por ejemplo, cuando nuestro perro se excita al encontrarse con otro perro compañero. Pero también puede ser negativo, especialmente cuando hablamos de perros que no han sido correctamente socializados tienen miedo del entorno, de otras mascotas o de personas.
Podemos detectar que nuestra mascota está estresada a partir de una serie de actitudes y conductas. Algunas de estas son:
- El ladrido excesivo en los perros, comportamientos destructivos y autodestructivos, hacer sus necesidades en lugares que no se debe, hiperactividad, lamido de objetos y autolamido, etc.
- En los casos más complejos, los animales pueden llegar a automutilarse y también pueden presentar conductas esterotípicas como caminar de un lado a otro sin orientación detrás de una reja.
Ahora te dejamos algunas recomendaciones para evitar o contrarrestar el estrés.
Lo primero que debemos hacer en relación a los perros, es prestar atención a sus paseos. No debemos olvidar ponerle el collar y la correa a nuestra mascota y evitar que ella sea quien tome el mando en el paseo.
En el caso de los gatos, debemos prestar atención al ambiente que lo rodea ya que en ellos lo que puede provocar estrés es la falta de estímulos y juegos con su propietario. En este sentido, deberíamos agregar cajones, estantes donde él pueda trepar y entretenerse por ejemplo.
Los medicamentos deberían ser una opción en caso de que el caso particular de nuestra mascota lo amerite. Éstos pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo y a tratar los problemas orgánicos que podrían estar causando este trastorno. Claro que esta opción sólo debe llevarse a cabo bajo la autorización médica, respetando el tipo de droga indicada y la dosis.
Por último, nunca viene mal una evaluación clínica cuando percibimos estas conductas y actitudes anormales en nuestra mascota.