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Peritonitis Infecciosa Felina (PIF)

Categoría: Gatos - Salud

 

La Peritonitis Infecciosa Felina (PIF) es una enfermedad infecciosa que afecta a gatos jóvenes provenientes de criaderos  contaminados. Es muy rara en gatos adultos que viven solos y no tienen contactos con otros gatos.

 

En general pocos gatos (alrededor del 20 %) se enferman luego de estar en contacto con el virus de la PIF, pero en los que se enferman, la mortalidad es muy alta, alrededor del 90 a 95 %.

 

La PIF está producida por un virus de la familia Coronavirus y es llamado virus de la Peritonitis Infecciosa Felina (VPIF). Este virus parece ser una mutación de otro virus corona menos agresivo, llamado Corona Virus Entérico Felino (CVEF). Estos dos virus no se distinguen ni morfológica ni antigénicamente, lo que significa que ambos producen el mismo tipo de anticuerpos. Por lo tanto un diagnóstico serológico positivo para coronavirus, no es indicativo de cuál de los dos virus está presente en ese animal.

 

Los gatos más susceptibles de contraer PIF, son los cachorros de poblaciones infectadas. Estos gatitos ya se pueden enfermar entre las 6 y 16 semanas de edad (luego de perder los anticuerpos que la madre les pasó con la leche). Como vemos, la PIF es básicamente una enfermedad de cachorros, teniendo mayor incidencia entre los 6 y 18 meses de edad.

 

Otro grupo de gatos susceptibles serían los adultos jóvenes no inmunizados que ingresen a la población infectada desde otro lugar libre de infección, o que se introduzca un animal enfermo en esta última. Esto también puede suceder cuando se introduce por ejemplo un gato (enfermo) de la calle en una casa donde hay gatos sanos.

 

Distintos tipos de estrés como el destete, cambios de territorio, exposiciones, otras enfermedades intercurrentes etc. favorecen la presentación de la enfermedad.

 

Muy pocos casos se presentan en gatos de más de 3 años de edad, observándose otro pico luego de los 12 años, momento en que comienza a bajar el nivel de las defensas.

 

El gato susceptible adquiere la PIF por ingestión o inhalación. El lamido entre gatos es una forma habitual de transmisión.

 

El CVEF se trasmite por vía fecal-oral, el virus se aloja en el interior del intestino delgado y es eliminado con la materia fecal, que contaminará en mayor o menor grado el ambiente en donde viven estos gatos (por ejemplo será más grave, si defecan en un jardín donde no se elimina la materia fecal).

 

La transmisión del PIF ocurre por la misma vía fecal-oral y además por las secreciones bucales, nasales y orina, habiéndose encontrado también casos de transmisión vía uterina al feto, lo que provoca alteraciones reproductivas en criaderos como abortos y mortalidad perinatal.

 

La PIF una vez instalada clínicamente (con signos de la enfermedad) tiene una duración que oscila entre unos pocos días hasta varios meses, pudiendo llegar hasta 1 año de evolución especialmente en la forma llamada seca. La forma llamada húmeda progresa más rápidamente y no sobrepasa los 2 o 3 meses de evolución. Obviamente estos tiempos son solo para llegar al desenlace fatal, pues como vimos es extremadamente difícil que un gato con signos clínicos se recupere.

 

La PIF es una enfermedad de poblaciones de gatos que generalmente toma una forma insidiosa, con la presentación de varios casos más o menos simultáneos, seguidos de lapsos de tranquilidad. Estos períodos se alternan en el tiempo.

 

La PIF se presenta bajo dos formas clínicas (pueden presentarse puras o mezcladas): la forma efusiva o húmeda, caracterizada por el acumulo de líquidos en la cavidad abdominal y/o pleural y la forma seca o piogranulosa, sin acumulo de líquidos y con sinología clínica muy variable.

 

La forma húmeda es la más común y tiene un tiempo de supervivencia menor que la forma seca. En esta última, aparentemente hay mayor desarrollo de inmunidad, lo que proporciona una sobrevida más larga.

Sabemos que las secreciones de los gatos enfermos contaminan el ambiente y son fuente de infección para los gatos susceptibles.

 

Las malas prácticas de manejo pueden agravar esta situación, por ejemplo la falta de higiene general, la presencia de otras enfermedades endémicas en el criadero, la utilización de jardines, huertas o areneros como receptor sanitario para las deyecciones de los gatos etc. Se ha demostrado que las partículas virales sobreviven varias semanas en la materia fecal seca.

 

El PIF es una enfermedad de difícil diagnóstico clínico. En la actualidad prácticamente el único diagnóstico seguro es el histopatológico de las lesiones que produce, pero esto en general es solo posible en forma post mortem. Con el gato enfermo es necesario hacer un conjunto de pruebas que sumadas al estado clínico, indicarán al Médico Veterinario la mayor o menor posibilidad de que el paciente tenga PIF. Dentro de estas pruebas están la serología para coronavirus, las proteínas de fase aguda, la hipergamaglobulinemia, el análisis de los líquidos acumulados (en abdomen, tórax o pericardio), etc.

 

No existe hasta el momento tratamiento curativo. Solo es posible hacer un tratamiento paliativo de mantenimiento en los animales enfermos.

 

El estrecho contacto y lamido entre gatos es la forma habitual de transmisión. El acumulo de líquido en la cavidad abdominal es la forma efusiva más frecuente y de la cual tomó el nombre de Peritonitis Infecciosa Felina.

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