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Algunas personas tienen la creencia de que pisar las heces de perro trae buena suerte. Sin embargo, cada vez es más común encontrar personas que recogen estas “sorpresas” que deja su mascota en la calle o en los parques. Sin embargo, aún hay personas que no tienen esta costumbre, justificándose con que las heces sirven de “abono” o simplemente por que no hay conciencia de sus consecuencias.
La realidad es que las heces depositadas en el medio ambiente son un riesgo considerable para nuestra salud por la cantidad de enfermedades que las heces pueden transmitir tanto a nuestras mascotas como a nosotros mismos.
El lobo suele defecar en lugares llamativos y elevados, en zonas de gran valor estratégico, ya que las usan como marcas olorosas y visuales. Como el perro (canis familiaris) proviene del lobo (canis lupus) y comparten el 99.8% del ADN mitocondrial, es lógico pensar que nuestros perros seguirán las mismas pautas conductuales, depositando sus heces en lugares que sean bien visibles y accesibles para otros perros.
En Chile, se realizó una Encuesta del MINSAL (Ministerio de Salud), en la cual se realizó la pregunta “¿Qué problemas de contaminación o deterioro del entorno identifica usted en su barrio o localidad?”. El primer lugar (50,4%) lo obtuvieron los perros. Independiente de la posible transmisión de enfermedades parasitarias, la contaminación del medio ambiente por los residuos animales también tiene otras consecuencias. La vegetación, incluidos los pastos nativos en los parques de la ciudad, pueden ser afectados negativamente por el contenido de nitrógeno u otros componentes de la orina y las heces.
Un estudio realizado en Chile y, considerando la cantidad de animales circulando por las calles, diariamente se producirían 32 toneladas de excremento que deberían retirarse de las calles de Santiago. Desde hace algún tiempo, ha habido campañas para educar a las personas sobre la importancia de recoger las heces de nuestras mascotas, como colocar papeleras con dispensadores de bolsitas, promover diferentes campañas de concienciación, crear parques para perros, etc. Sin embargo, aún quedan personas que no tienen este hábito y estos descuidos van en perjuicio de todos, en especial de los propietarios responsables y amantes de los animales. Así, las personas que paseen perros y otros animales, deberán impedir que éstos depositen sus heces en aceras, paseos, jardines y, en general, en cualquier lugar dedicado al tránsito de peatones, salvo lugares habilitados especialmente para ello. En cualquier caso, el dueño de la mascota debe recoger y retirar las heces.
Algunas de las enfermedades que pueden ser trasmitidas por las heces de los animales de compañía son: Giardiasis, teniasis, criptosporidiosis, trichuriosis, amebiasis, toxocariasis, ancylostomiasis, hidatidosis, parvovirus, distemper y salmonelosis. Algunas de estas enfermedades no son demasiado graves y solo causan una desagradable diarrea que con algunos días de cuidados desaparecen de nuestra memoria. Otras pueden acarrear serias consecuencias para nosotros y nuestros perros y, las más agresivas, pueden ser mortales para nuestras mascotas y otros animales.
Así, todo se podría prevenir con dos acciones muy sencillas: recoger los excrementos de nuestros perros y mantener sanas a nuestras mascotas, siguiendo un calendario de vacunaciones y desparasitaciones. Esta simple acción, demostrará la concienciación y civismo que requiere vivir en sociedad y, por supuesto, el amor por los animales.