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Durante las vacaciones de invierno es común organizar un panorama entretenido yendo a la nieve, y más aún si podemos llevar a nuestro perro. Bueno, no hay problema, siempre y cuando tomemos ciertas precauciones para su cuidado y evitar que se enferme.
La primera vez que pise la nieve, es posible que el animal se asuste y se vuelva corriendo al asfalto, ya que es una sensación nueva para él. No debemos forzarle nunca a que la pise, lo mejor es engañarle con su juguete preferido, tirándoselo a la nieve y animándole para que vaya a recogerlo. En cuanto se acostumbre a su tacto, no dejará de corretear y juguetear como un loco. Para él, será una sensación única, ya que podrá deslizarse, enterrarse, saltar, dar vueltas y hacer otras muchas cosas que no puede hacer durante un simple paseo por el parque. Es importante mantener una fuente con agua fresca para que pueda tomar libremente, la actividad física le generará mucha sed.
Cuando llegues a casa con tu perro, límpiale las patas con un paño caliente. Asegúrate de que no queden residuos de nieve, hielo o sal en las patas ni entre los cojinetes. Seca a tu perro, no sólo las patas sino cualquier parte del cuerpo que esté mojada.
Si el perro es de pelaje largo, tendrá protección contra el frío, en cambio, si es de pelaje corto, es recomendable usar una capa o chaleco, pero que sea cómoda para que pueda moverse y jugar libremente. Al igual que los humanos, los perros tiritan de frío, por lo que éste es un buen parámetro para decidir si necesitamos abrigarlo o no. Una temperatura ambiental muy baja puede provocar una hipotermia en el perro, que al igual que en los humanos, puede ser grave, por lo tanto, si la sensación térmica es baja y tu perro tirita o se le erizan los pelos a pesar de que lo abrigaste, es mejor sacarlo del lugar, llevarlo a una zona calefaccionada, humedeciendo con un paño tibio la zona afectada. No sumergir todo el cuerpo en agua caliente porque sería un cambio drástico de temperatura.
Las almohadillas o cojinetes plantares del perro están hechas para recorrer una diversidad de terrenos y andar durante todas las estaciones del año, pero la temperatura extrema, la nieve y el hielo pueden causarle dolor, heridas e incomodidad. Aunque lo normal es que el perro tenga cojinetes fuertes y ásperos, es necesario protegerlos y limpiarlos como es debido y así se evitar que se resequen o incluso se quemen. El pelo alrededor de los cojinetes debe estar recortado para que no se le acumule hielo o nieve. Lo puedes hacer tú mismo, pero si nunca lo has hecho y no te sientes seguro para hacerlo, pídele a un peluquero canino que lo haga y que le recorte las uñas también. Existen unas botitas para la nieve, pueden usarlas siempre y cuando al perro no le incomoden y se pueda desplazar sin inconvenientes.
La sal para derretir la nieve y que se coloca en los caminos contiene cloruro de sodio (NaCl) y resulta dañina no sólo para las mascotas sino también para los niños. En el caso de tu perro, puede ocasionar dolor, infecciones y ampollas. La sal le puede ocasionar problemas estomacales, vómitos y diarrea. En el caso de que el perro haya ingerido hielo con sal o presente dolor en sus patas, debes llevarlo al médico veterinario para que lo evalúe.
Los perros de edad avanzada y los cachorros muy pequeños son más sensibles a las bajas temperaturas, por lo que no es recomendable llevarlos a la nieve.
Como ves, si tomas las precaucionas necesarias, puedes pasar un agradable día en la nieve con tu perro, podrán jugar y correr en la nieve y él se sentirá feliz, de seguro le encantará.